Aún hay hambre en el mundo, pero seguimos desperdiciando la comida

2 Abr, 2019Artículos

Siete años han pasado desde que vi con indignación aquel reportaje que hablaba sobre el despilfarro de comida en el mundo. Es verdad, aún hay hambre en el mundo, pero seguimos desperdiciando la comida.

Evidentemente, no hablamos de la sensación de hambre, sino de la pobreza alimentaria relacionada con la falta de acceso a fuente principal de energía que es el alimento, una carencia que aún padecen 821 millones de personas, según estimaba Naciones Unidas en 2017. Y la cifra sigue en aumento.

En Asia, el continente con mayor índice de desnutrición en la niñez, uno de cada diez menores de cinco años, padece desnutrición aguda.

Podríamos decir que el apellido de la humanidad son las paradojas. En este sentido, frente al aumento del hambre, los problemas de obesidad también se elevan, pues una de cada ocho personas adultas, es decir 672 millones, son obesas.

Los datos de dicho reportaje, eran más que sangrantes: “Una tercera parte de la comida que se produce en el mundo, va a la basura”. “Casi 40% de la fruta se descarta por criterios puramente estéticos”. “Cuatro de cada cinco familias españolas desperdician comida”. “Entre 3 y 4 millones de personas pasa hambre en España”. “Con la comida que se tira en Europa y Estados Unidos se puede alimentar a todo el planeta”.

Desde aquel entonces hasta ahora, lamento decirlo, las cosas no han cambiado demasiado.

A cuántas de las personas que leen estas líneas nos han dicho desde pequeñas que la comida no se tira, en un afán de nuestras familias para que comiéramos todo lo que ese día había en el plato, sin rechistar.

Pero, ¿realmente somos conscientes de lo que significa tirar la comida y la gravedad de la hambruna en diversas partes del mundo, incluso en nuestro entorno inmediato?

Hay alimentos, pero están mal distribuidos

En el corazón de la Agenda 2030 de Objetivos para el Desarrollo Sostenible, aparece como segunda prioridad la erradicación del hambre.

Tal es así, que cinco de las agencias de Naciones Unidas están orientadas a combatirla:  Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF),  Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En España, de 3 a 4 millones de personas pasa hambre y sin embargo, 4 de cada 5 familias españolas desperdician la comida, según datos de Acción contra el Hambre.

Un dato interesante que aporta la ONU confirma que si las mujeres agricultoras tuvieran acceso a los mismos recursos que los hombres, la cantidad de personas con hambre en el mundo podría reducirse en 150 millones.

Existen múltiples argumentos que pretenden justificar el por qué sigue existiendo hambre en el mundo -particularmente entre la infancia- como las desigualdades sociales, pasando por los conflictos armados, los desplazamientos forzados, el cambio climático que afecta a la agricultura y la escasez de agua.

Sin embargo, poco se dice acerca de la especulación con los alimentos, pues si a estas alturas, la humanidad sigue padeciendo hambre, es debido a que se lucra con las materias primas y los alimentos. Considerar los alimentos básicos y como los cereales, como un bien sobre el que poder especular, hace que se genere escasez de forma intencionada.

Ya sabemos que la escasez de productos en el mercado capitalista ocasiona que los productos incrementen su precio, lo que acaba afectando directamente a las poblaciones vulnerables.

Y por último, la gran paradoja del hambre en el mundo que tiene que ver con la mala distribución los alimentos, que en su mayoría se destinan al consumo de países más desarrollados, y es, casualmente, donde más comida se tira.

comida que se tira en el mundo desperdicio

Se sigue comprando más comida de la que realmente podemos comer. Según la FAO en el mundo se producen cerca de 4.000 millones de toneladas de alimentos, de los cuales, una tercera parte acaba en la basura. Una cifra francamente, criminal.

El desperdicio de comida genera además 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, una huella de carbono solo un poco menor que la que producen países como Estados Unidos o China.

En términos económicos, la FAO estima que el desperdicio de comida provoca la pérdida de unos mil millones de dólares anuales, alrededor de 700 mil millones en costos ambientales y unos 900 mil millones en costos sociales.

La caducidad como una treta de consumo

Con la excusa de que los alimentos que se compran en el supermercado tienen fecha de caducidad, se tira mucha comida. Sólo el 18,9% de los consumidores (uno de cada cinco) utiliza la totalidad de su cesta de la compra.

La fecha de caducidad, es una estrategia utilizada por la industria alimentaria para obligar a consumir toda la cantidad de alimentos que ellos producen. De esta manera, mientras, más breve sea el periodo desde que el alimento llega al supermercado hasta que caduca, hay más presión para comprarlo y, por supuesto, consumirlo o en muchas ocasiones, tirarlo a la basura.

La diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente es que la primera determina la vida útil de un alimento perecedero, como carnes y pescados frescos, huevos, lácteos y verduras, y es, sin duda, muy recomendable ceñirse a ella, mientras que la segunda indica el tiempo en el que el producto conserva bien sus propiedades como el olor, sabor, textura, sin que una ingesta posterior al momento señalado entrañe riesgos.

Alimentos que se pueden comer caducados

Diez alimentos que se pueden comer con fecha de consumo preferente, días después de su vencimiento, siempre y cuando no estén abiertos, como sugiere la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) son:  

  • Yogures
  • Pan de molde
  • Patatas fritas y frutos secos
  • Bollos y galletas
  • Refrescos y alcohol
  • Pastas, legumbres y arroces
  • Mermelada y mantequilla
  • Embutidos y quesos curados
  • Sopas y salsas de sobre
  • Envases de tomate

Otros que no caducan son la miel, la sal, el arroz, alubias, garbanzos, café, el vinagre, la salsa de soja, aguardiente.

Cosas pequeñas, aunque podemos hacer más

A nivel de la industria alimentaria, algunos supermercados llevan a cabo buenas prácticas para evitar el desperdicio de alimentos, particularmente aquellos que están a punto de caducar, como el programa Cero Desperdicio, que ha implementado una cadena de supermercados vasca, desde 2009.

Otra iniciativa es Soy Comida Perfecta, un supermercado online que vende hasta un 80% más baratos alimentos que la industria y los establecimientos comerciales descartan por acercarse a su fecha de consumo preferente o porque tienen imperfecciones.

Aplicaciones para comprar excedente de comida a precio reducido

WeSAVEeat es otro ejemplo. Se trata de una aplicación móvil para comprar a coste muy reducido los excedentes diarios de restaurantes, panaderías o cafeterías que se han sumado a la iniciativa. Con este proyecto los establecimientos venden los artículos que antes iban a la basura y los usuarios pueden comer a precio más accesible.

Otra app es Ni Las Migas, que vincula pequeños y medianos comercios -desde restaurantes hasta fruterías- con posibles clientes que compran comida hasta un 50% más barata. Eat you later ayuda a los establecimientos a gestionar sus excedentes de comida de manera sostenible, ya que la plataforma les permite vender los alimentos que les sobran a un precio reducido. También está Yo no desperdicio, impulsada por la ONG Prosalus con el objetivo de compartir comida excedente.

Existen además muchas plataformas que trabajan a pie de calle, como la Plataforma de Acción en España del proyecto EU REFRESH o Comida Basura, una iniciativa que recoge alimentos excedentes con los que organiza comidas solidarias, al igual que lo hacen las personas del documental Los espigadores y la espigadora, para sobrevivir.

La iniciativa más importante, es la tuya

desperdicio en cifras alimentos

Para hacer frente al desperdicio de los alimentos, te proponemos acciones tan simples, como comprar sólo la comida que vayas a consumir, congelar los alimentos perecederos como la carne, utilizar la fruta madura para hacer compotas o mermelada, comprar verdura fea, que es igualmente buena, en el mercado. Si vas a un restaurante y te sobra comida, pídela para llevar.

Hacer cosas pequeñas ante problemas que parece que no tienen solución, es la única forma que tenemos de decir y decirnos que estamos haciendo algo para que, cuando despertemos, parafraseando a Monterroso, el hambre, ya no siga aquí.

La humanidad está hambrienta de amor, no de comida

La foto que ilustra este artículo es de Petrr de Flickr tiene algunos derechos reservados

Los espigadores y la espigadora

Agnes Varda (2000)

Un hermoso y original documental sobre las personas recolectoras de sobras y excedentes en la sociedad del bienestar. Un documental en forma de manifiesto poético que nos invita a reflexionar sobre la cultura de tirar comida y en el que Agnes Varda a través de su cámara recogía personalmente los testimonios de personas que sacan de la basura materiales para su supervivencia, trabajos sociales o incluso creativos.

La isla de las flores

Ilha das flores (1989)

Otro documental que te recomendamos para acompañar la reflexión sobre el desperdicio de basura es La isla de las flores (1989), del director Jorge Furtado, otra crítica al funcionamiento del sistema capitalista, donde lo que no se usa, se tira.

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