
La pobreza: telaraña del sistema de la que es imposible escapar
La pobreza, según la Organización mundial de la Salud (OMS) es la “enfermedad más mortal del planeta”. Ésta teje su particular telaraña de desigualdad sostenida por el sistema capitalista, el patriarcado y el etnocentrismo. Las víctimas más vulnerables, las que se encuentra en el centro de esta telaraña de opresiones, son las mujeres racializadas sin recursos.
Ser pobre en India
India es un claro ejemplo de las consecuencias de estas intersecciones, siendo el peor país del G-20 para nacer mujer y siendo el primero en la lista de países en el mundo con mayor proporción de personas en pobreza extrema según la ONU. A esta pobreza extrema pertenecen las personas que cuentan con menos de 1,25 dólares al día para subsistir.

Pero la pobreza va mucho más allá de la escasez de ingresos y recursos necesarios para garantizar una situación sostenible en nuestras vidas. Si seguimos hablando de la pobreza como una enfermedad, podríamos decir que los síntomas más reconocidos son la malnutrición o el hambre, la indigencia y el acceso limitado a servicios básicos como la educación, pero como todo lo que nos rodea, siempre posee de una dimensión más sutil e igual de real.
La pobreza nos sitúa en desventaja frente a lo que (y quien) nos rodea, impidiéndonos desarrollarnos equitativamente, provocando desigualdad en todos los aspectos de nuestra vida. La pobreza es no tener acceso ni oportunidad de aprovechar todos esos derechos inherentes a ser personas humanas y que tanto necesitamos para desarrollarnos en equilibrio con lo que tenemos a nuestro alrededor.
Si a esa pobreza, sumamos otros factores que nos dificultan el acceso a esas oportunidades que en teoría nos pertenecen a todas las personas, como es vivir en países donde el patriarcado ayudado por la tradición religiosa te arrebata tu derecho a ser persona, la cosa se complica aún más.
India es el país con mayor porcentaje de personas en pobreza extrema del mundo, pero esto no quiere decir que sea el país más pobre. De hecho, la economía india ha resistido bastante bien a la crisis mundial, acrecentando su PIB un 7,5% y disminuyendo su deuda pública. Aunque como era de esperar, esto no ha hecho que un cuarto de la población deje de vivir por debajo del umbral de la pobreza.

Múltiples discriminaciones a las mujeres
Si ser mujer en India ya es una amenaza constante desde antes de nacer por la selección prenatal con el asesinato por dote y a lo largo de sus vidas con el asesinato por honra, los altísimos niveles de violencia sexual, los matrimonios concertados a los que son obligadas muchas niñas y mujeres, es casi inimaginable desde nuestra posición de privilegio hacernos una idea del nivel de violencia que sufren estas mujeres y más aún si son pobres.
Las mujeres indias que pertenecen a las clases sociales más bajas son sistemáticamente marginadas y más aún si pertenecen a la casta Dalit, la casta de los intocables. Ahí tenemos un ejemplo donde los ejes de identidad sobre los que se construyen las categorías políticas a las que pertenecemos son inseparables, dado que estas mujeres se exponen a tres opresiones diferentes: de casta, de clase, y de género.
La multi-dimensionalidad de su opresión las lleva a una situación en la que se les impide el acceso a la educación, lo que hace que menos del 10% estén alfabetizadas, también se les niega el derecho a tener bienes propios como vivienda o tierras y el acceso a la sanidad.
Así, poco a poco, desventaja a desventaja, prohibición a prohibición, se va tejiendo esa telaraña de la desigualdad de la que hablábamos al principio, donde muchas mujeres se quedan atrapadas, sin poder defenderse, entre los hilos de un sistema que las ignora y criminaliza.
Los datos de la ONU respaldan la anteriormente dicho. Tan solo el 65.46% de las mujeres están alfabetizadas mientras que el porcentaje en los hombres llega al 80%. El 77.3% de las niñas que empiezan la educación primaria no llegan a la educación secundaria y a pesar de que el 48.5% de la población son mujeres, sólo llegan al 25.51% de la fuerza de trabajo del país. El número de mujeres en el parlamento se queda en el 12%, lo cual constata que de nuevo las mujeres no accedemos a legislar aunque esta realidad es común a otros países llamados desarrollados.
Empoderamiento como vía para la emancipación
El empoderamiento económico de las mujeres es el camino para mejorar la vida de muchas de ellas y a la vez el de empujar el crecimiento económico global. Según Oxfam es necesario dirigir medidas que solucionen las causas de la desigualdad económica extrema para que los beneficios del poder de trabajo de estas mujeres no se vean en manos de los que ya se sitúan en la cima del poder económico. La misma fuerza que nos conduce a esta desigualdad económica (el fundamentalismo del libre mercado) también empeora la desigualdad de género.
Las personas más ricas del mundo son hombres, mientras las mujeres tenemos siempre más posibilidades de ser más pobres que ellos, esta desigualdad no se le ha pasado por alto al FMI, que ha demostrado que los países con mayor desigualdad económica son también, los países con mayor desigualdad de género.
Por tanto, la concentración de la riqueza en un segmento muy pequeño de la población y el fundamentalismo del libre mercado están frenando el empoderamiento de las mujeres y condenándolas a la pobreza. Hay que tomar acciones concretas para crecer inclusivamente y que la redistribución de los bienes sea equitativa para nosotras las mujeres, sobre todo en los países donde ser pobre es cuestión de vida o muerte.
Por todo esto, es importante que pensemos en todos esos hilos que dificultan a las mujeres pobres y racializadas escapar de la telaraña.
Una telaraña construida con la fuerza del patriarcado, el capitalismo y el etnocentrismo de la que es muy difícil escapar , de la cual no somos culpables directamente, pero que seguro algo podemos hacer para no contribuir a que se acrecenté o permanecer inmóviles a que se perpetúe.
Cuatro películas de Deepa Mehta que no te puedes perder
La directora indo-canadiense, Deepa Mehta, ha sido capaz de convertir en arte, de hacer cine sobre la sociedad patriarcal india, de la más pura belleza y crueldad. Te queremos presentar las cuatro películas de Deepa Mehta que no te puedes perder.
Ya que, Deepa Mehta ha contado, a través de su cámara, diferentes aspectos de la sociedad patriarcal india, en especial, sobre la violencia intrínseca contra las mujeres. Además, trata temas de gran importancia que van desde la pobreza de sus castas más bajas hasta la emancipación de Gran Bretaña o los durísimos enfrentamientos religiosos.