Glosario feminista

- Letra L -

Lenguaje sexista:

Usos del lenguaje que transmiten la ideología sexista, bien por el léxico utilizado o bien por construcciones sintácticas androcéntricas, como, por ejemplo, el uso del masculino con valor presuntamente genérico. Supone una discriminación lingüística que contribuye al mantenimiento de la discriminación social.

 

Lenguaje no sexista:

Usos del lenguaje libre de sexismo y de androcentrismo, en tanto cuida de incorporar de manera equilibrada el protagonismo, la presencia o los puntos de vista de mujeres y hombres.

 

Liderazgo:

Una persona es lideresa cuando es capaz de producir un cambio en una situación y en un contexto determinado. A menudo se confunde liderazgo con jefatura, porque el entorno en el que nos hemos socializado es un entorno con relaciones desiguales y jerárquicas, entre mujeres y hombres, entre progenitores y criaturas… y también entre quien lidera y quien es liderada o liderado. Para que esta relación sea de liderazgo, es necesario que la persona que lidera sea reconocida por parte de las demás personas. Este reconocimiento puede venir dado desde la jefatura, pero el liderazgo surge del poder personal de cada quién.

El liderazgo consiste en utilizar nuestras ideas, nuestras opiniones, nuestra experiencia y nuestro ejemplo para lograr adhesiones y actuaciones de otras personas (sin distinción de sexo, raza, origen social o salario). Para conseguirlo, es fundamental desarrollar capacidades que tienen que ver con nuestra inteligencia emocional (conocernos, conocer nuestras emociones y las de otras personas) y poder comunicarnos desde ese ámbito, donde las necesidades, los deseos y los sentimientos son una pieza clara para extraer la valía de cada persona.

 

Lo personal es político:

Aunque sabemos que hubo algunas voces de pensadoras que planteaban la necesidad de transformaciones desde lo privado para que las mujeres pudieran actuar en lo público, como por ejemplo la clara voz de Alejandra Kollontai con su libro “Mujer sexualmente emancipada” o el “Cuarto propio” de Virginia Woolf, fue en la década de los setenta del Siglo XX que esta idea adquiere un significado especial al politizar lo privado y llevarlo al ámbito público.

El eslogan o mantra “lo personal es político” se acuñó en los EEUU a finales de los 60s por el entonces naciente movimiento feminista llamado Women´s Liberation Movement. Fue una feminista radical de Nueva York quien escribió el primer artículo publicado sobre esta maravillosa idea/acción. Otras feministas de la época ya habían hablado de la importancia de lo personal y de la esfera privada como un locus de discriminación contra las mujeres, pero el eslogan en sí mismo se empezó a utilizar en 1965. En aquel entonces no existían los estudios de la mujer ni había revistas donde publicar pensamientos feministas por lo que no se conocen quiénes realmente fueron las primeras en utilizarlo. No había internet, ni fax, ni correos electrónicos. Ese primer artículo publicado cuyo título era precisamente “The Personal is Political”, lo escribió Carol Hanish en 1969 y se distribuía mimeografiado de un grupo feminista a otro. El artículo era una respuesta a ciertos grupos de izquierda que se burlaban de las feministas por constituir grupos de autoayuda o de concientización feminista que según las y los izquierdistas eran realmente grupos de “terapia” que eran constituidos, según ellas/os, por mujeres burguesas que se preocupaban más de sus propios problemas individuales que de las injusticias sociales. La discriminación contra las mujeres no se consideraba una injusticia social.

Entonces Carol escribe este artículo para explicar por qué la concientización no es terapia aunque puede ayudar a las mujeres a sentirse mejor al reconocerse como valiosas. Explica que cuando en un grupo de concientización una mujer habla de un problema individual, entre todas las integrantes del grupo lo politizan al entender que es un problema compartido que no se debe a deficiencias individuales sino a las estructuras patriarcales. Al darse cuenta de esto el problema se politiza porque se toma conciencia de que se pueden transformar esas relaciones de poder que se creían inmutables.

Hablando desde sí las feministas se dieron cuenta que a pesar de ser diversas, todas tenían experiencias de invisibilización, de discriminación, exclusión y opresión en mayor o menor grado dependiendo de la clase, etnia u otra condición que las identificara y que esto sólo se podía explicar gracias a la existencia de un sistema que las mantenía oprimidas a todas las mujeres a pesar de sus enormes diferencias. Fue así cómo se dieron cuenta que una experiencia personal de discriminación o exclusión respondía a un sistema político de opresión de todas las mujeres y ese sistema político era el Patriarcado.

Comprender que lo personal es político las llevó a entender que las discriminaciones, exclusiones y violencia que sufrimos las mujeres no son un problema individual que sólo concierne a las agredidas, discriminadas o excluidas, sino que la vivencia individual de la desigualdad es parte de un sistema que deshumaniza a todas las mujeres. Se trata entonces de un problema político que requiere de soluciones políticas.

 

Luz de gas:

Forma de abuso psicológico que consiste en que la persona maltratadora hace creer a la víctima que se está imaginando cosas con la intención de manipular la situación y ganar control. En términos feministas, esta situación se da cuando el grupo privilegiado hace creer al grupo oprimido que sus opresiones son “imaginarias”.