Niñas y adolescentes embarazadas
Las niñas y adolescentes que son embarazadas son un grave problema a nivel mundial. Las mujeres hemos logrado avanzar en parte de nuestros derechos, teniendo en cuenta que vivimos con algunos privilegios que no existen en todas partes del mundo.
La educación sexual, el acceso a métodos anticonceptivos, el derecho a tener asistencia médica gratuita, por ejemplo, son algunos de los logros que hemos conseguido aunque aún estemos muy lejos de ser derechos universal y realmente adquiridos.
La maternidad es una decisión, tanto para quienes decidimos no serlo como para quienes elegimos; cómo y con cuántos años de diferencia queremos ejercer nuestra maternidad. Sin embargo, hay países y culturas donde la maternidad es obligatoria, bien por contextos culturales o presiones sociales o bien porque no se cuenta con una educación sexual apropiada, o en el peor de los casos por violaciones sexuales. Decimos maternidad “obligada” porque en ninguno de estos casos se cuenta con el acceso a recursos para el aborto.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son muy pocas la adolescente que planean un embarazo, la mayoría en zonas rurales a edades cortas ya están casadas y por lo tanto deben cumplir con la norma de la maternidad. Las niñas y adolescentes que se quedan en estado de gestación, deben asumir la maternidad solas, de una forma forzada, niñas cuidando a otras niñas. Todo esto ocurre principalmente en países y contextos empobrecidos, donde no existe una educación sexual adecuada, aún hay mucha estigmatización sobre las relaciones sexuales, en el cual también las distintas religiones juegan un papel muy importante, satanizando las relaciones sexuales antes del matrimonio, por lo tanto prohibiéndolas.
El embarazo en las adolescentes representa un gran obstáculo para la superación personal, es cortar con un proyecto de vida y encontrar muchas más dificultades para el desarrollo a futuro. Muchas adolescentes que se quedan embarazadas tienen que dejar la escuela, por lo tanto se limitan a crecer en lo profesional, encontrar un trabajo en condiciones dignas, generar ingresos tanto para ellas como para su familia y se condena a una vida sin libertad y llena de precariedades. Un ejemplo de ello sale en la película Precious.
En muchos países del mundo pero principalmente en América latina, existen datos alarmantes sobre embarazos en niñas de 10 a 14 años, la mayoría consecuencia de los abusos sexuales ejercidos por los mismos familiares.
En Guatemala por ejemplo, según un informe de El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) de los partos que se registran al año, el 26% son de niñas y adolescentes en edades de entre 10 y 19 años. En el 2017 se registraron 92.259 embarazos en niñas y adolescentes, las estadísticas alarmantes podemos verlas en Osar Guatemala
INFOGRAFÍA 📈| Niñas madre. Embarazo adolescente en México.
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— Notimex (@Notimex) 10 de mayo de 2019
Según UNICEF las altas tasas de maternidad adolescente dificultan el desarrollo de las mujeres, dejando grandes consecuencias de los embarazos precoces “las chicas de menos de 15 años tienen 5 veces más probabilidades de morir embarazadas que las mujeres de más de 20 años. Si una mujer embarazada tiene menos de 18 años la probabilidad de que su criatura muera a lo largo de su primer año de vida es un 60%”.
La mortalidad materno infantil en América Latina es una de las consecuencias más atroces de esta realidad. Las complicaciones en los embarazos de las adolescentes son la segunda causa de muerte, a eso podemos sumarle las muertes por realizar abortos en malas condiciones. No existen datos oficiales de los abortos que se practican de forma irregular, sin embargo se estima que todos los años miles de miles de mujeres mueren por abortos ilegales, de forma clandestina e insegura y las complicaciones de realizarlas en condiciones infrahumanas suponen una de las principales causas de mortalidad materna.
Planned Parenthood Global, GIRE, Amnistía Internacional y CLACAI han lanzado una campaña para denunciar las violaciones sexuales a niñas y las consecuencias de la maternidades forzadas en América Latina.. #NiñasNoMadres
Niñas abusadas, madres forzadas
Las niñas y adolescentes embarazadas como consecuencia de las violaciones sexuales, comparten ciertas características comunes. Provienen de lugares empobrecidos, se encuentran en uno de los momentos de mayor vulnerabilidad, por su edad, por la relación de dependencia o subordinación con el agresor, que en muchos de los casos es un miembro de la familia o una persona cercana. La mayoría no tiene más que aguantar en silencio los abusos por miedo, por vergüenza, por las amenazas del agresor, o porque sabe que posiblemente no le van a creer, no parece que tenga derecho a la verdad y a la dignidad
Muchas de estas niñas y adolescentes se encuentra cursando el último año de primaria o la secundaria, y en algunos casos les dejan continuar con sus estudios hasta el embarazo y en otros casos el estar embarazada es motivo de expulsión del centro educativo. Al aproximarse el parto la mayoría de las niñas y adolescentes dejan de estudiar, pocas son las que continúan sus estudios si obtienen apoyo de la familia, pero la mayoría no cuenta con esa suerte.
Entre otras consecuencias de los embarazos en las niñas y adolescentes es que muchos de los cuidados siguen estando delegados en otras mujeres (madres o abuelas)
Los embarazos en niñas y adolescentes son tan comunes en algunos lugares que se llega a normalizar. Es común ver en cualquier colegio o escuela a niñas embarazadas, en la secundaria utilizando sus uniformes. La sociedad lo ve como algo normal, las instituciones públicas también, incluso aquellas encargadas de la protección de la niñez.
Posiblemente sea difícil imaginarnos desde nuestra mirada occidental esta realidad. No podemos llegar a entender como miles de niñas de 10 a 14 años víctimas de violaciones sexuales estén obligadas a parir el producto de esa violación, cómo los estados no se hacen responsables de un problema tan grave, pudiendo incorporar educación sexual en las escuelas y colegios, apoyando las políticas públicas en favor de los derechos sexuales y reproductivos, y cuando estos embarazos son resultado de abusos sexuales y violencia, castigar a los responsables no a la víctima, y una de las cosas más importantes para que las niñas logren salir adelante es apoyar en el proceso de empoderamiento a través del refuerzo a organizaciones que trabajen para ello.
“Una niña tiene derecho a jugar, si quiere con muñecas, no a ser madre. Cuidemos en qué el orden de las cosas no se altere”