
Autoestima: el reflejo del amor por una misma
“La autoestima es el amor por sí misma/o. Si el amor es la energía de la vida, amarse significa, ni más ni menos, vivirse, estar presente con consciencia, con dignidad, con amor, con coherencia, genuinidad, transparencia. No hay opción alguna a la felicidad si no te amas, si no te respetas, si habitas en ti dividida/o, alienada/o, ninguneada/o por ti misma/o, si vives desde otro ser. El concepto que tenemos de nosotras/os mismas/os, de nuestro valor como persona única que somos, de nuestras capacidades y riquezas, es vital para nuestra propia salud y prosperidad, pero también para poder establecer vínculos afectivos sanos y felices con las demás personas.”
Carmen Fernández, autora de 99 Maneras de fortalecer tu autoestima
Esta es una de las múltiples definiciones de autoestima que podemos encontrar. Cuando las leemos, es importante detenerse en el significado de esas palabras, lo vital de las mismas, la experiencia de las que hay que dotar a esas palabras porque sin una autoestima sana sentida nuestra vida no será sana ni será vida.
Sea cual sea el momento en el que nos encontremos, nuestra edad, nuestras circunstancias, hemos de aprender que lo pasado fue y lo futuro es incierto, cada instante, cada segundo es una oportunidad para empezar, para crear, para construir. Las ideas y percepciones que tenemos de nosotras/os mismas/os, quererse, no es algo fijo que no podamos cambiar y desarrollar, afortunadamente el amor hacia una/o misma está en constante proceso de crecimiento si así lo decidimos.
Fortalecer nuestra autoestima nos aporta recursos y capacidades para afrontar y enfrentar conflictos, enfermedades, obstáculos, etc.. En cambio, la falta de la misma puede derivar en trastornos o dificultades para vivir de un modo saludable y feliz, individual y socialmente.
Conceptualización de la autoestima desde la perspectiva de género
El concepto de autoestima, en general, ha sido abordado sin tener en cuenta la perspectiva de género. El enfoque de género nos ayuda a las mujeres a comprender que las dificultades pasadas y actuales tienen que ver con los condicionantes familiares y personales, pero también con los derivados del hecho de ser mujeres en esta sociedad patriarcal.
Como se expone en la definición propuesta, la autoestima es el conjunto de percepciones, imágenes, pensamientos y afectos que tenemos las personas sobre nosotras mismas.
La autoestima básica se construye en los primeros años de la vida, fundamentalmente, como resultado de la imagen que de nosotras nos devuelven las figuras significativas en nuestra infancia, así como de la socialización y de los mensajes de género imperantes en la sociedad y en la cultura en la que vivimos.
Crecemos como mujeres u hombres dentro de una sociedad y una cultura en la que vamos adquiriendo los conocimientos, los valores, roles o modelos que configuran nuestra manera de ser, de pensar y de actuar. Desde que nacemos nos atribuyen a las niñas unos roles considerados femeninos y a los niños, otros considerados masculinos.
El modelo social en el que vivimos nos limita e imposibilita que mujeres y hombres nos desarrollemos con libertad y plenitud. Por ejemplo, se espera de las mujeres que seamos sumisas, dependientes y serviciales, y que los hombres muestren sus sentimientos, debilidad y/o delicadeza acostumbra a ser motivo de burla y se reprime.
La exigencia que supone ajustarse a lo esperado, a lo estipulado como femenino y masculino, a lo dictado como bueno y malo, nos aboca a desarrollar una autoestima poco saludable.
Autoestima desde el Feminismo

“La autoestima es indispensable para las mujeres que están abandonando los roles sexuales tradicionales, las que luchan por la autonomía emocional e intelectual, las que trabajan para progresar en su trabajo, creando nuevas empresas, invadiendo ámbitos tradicionalmente masculinos y desafiando prejuicios milenarios.”
Nathaniel Branden, doctor en Psicología y autor, entre otros, de La autoestima de la mujer: desafíos y logros en la búsqueda de una identidad propia
Efectos de una baja autoestima
- Calidad de vida insatisfactoria: resignación, malestar, disgusto, hartazgo, falta de sentido, mala salud, depresión, ansiedad… pero no lo relacionamos con nuestro estilo de vida.
- Gran tolerancia a la descalificación y faltas de respeto de las demás personas: tú no sabes de eso, para qué hablas, etcétera.
- Idealizaciones continúas de otras personas.
- Descuidos significativos de la propia persona: posponer deseos, proyectos, desatender nuestra salud.
- Inhibiciones de todo tipo: Soy incapaz, soy inepta, no puedo, no sé.
- Descalificarnos a nosotras mismas: soy torpe, gorda, no me lo merezco.
- Descalificaciones de otras mujeres: las mujeres son envidiosas, caprichosas.
- A nivel físico: enfermedades, deterioro de salud.
- A nivel sexual: inhibiciones e inseguridades, no disfrute del propio cuerpo.
- A nivel laboral: poca valoración de las capacidades personales.
- A nivel social: no ocupación del mismo espacio físico que los hombres, no tomar la palabra en público, no participación ciudadana, política, sindical, etc.
“-¡Pero no hay quién juzgar! – exclamó al Principito.
– Te juzgarás a ti mismo – le respondió el Rey-. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio”.
Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, 1943
Fortaleciendo nuestra autoestima
Para trabajar nuestra autoestima es preciso que las mujeres nos detengamos decididas apostando por nuestro bienestar y prestemos atención a las siguientes cuestiones:
- Cómo nos presentamos.
- Cómo hablamos de nosotras mismas.
- Qué enfatizamos y resaltamos.
- Qué espacios ocupamos.
- Cuánto nos ocupamos de nosotras mismas.
- Cuánto nos ocupamos de las demás personas.
- Con qué grado de afecto nos tratamos.
- Cuanto pensamos y actuamos en nuestro propio beneficio.
Haber sido educadas en la modestia hace que nos cueste identificar lo que hacemos bien, nuestras capacidades y mostrar ante las demás personas nuestros aspectos positivos. Es por eso que es importante que nos respondamos a preguntas como: ¿Qué me gusta de mi personalidad?, ¿Qué sé hacer bien?, ¿Qué es lo más difícil que he logrado en la vida?, ¿De qué me siento orgullosa? ¿Qué éxitos he alcanzado? ¿Quién soy? ¿A dónde quiero llegar? Y ¿con quién? Estas respuestas, que no serán fáciles de adquirir pero si posibles con tiempo y dedicación en sus búsqueda, nos ayudarán a reconocer nuestros puntos fuertes y débiles y tocar el autoconocimiento desde nuestras luces y también desde nuestras sombras.
Cómo mejorar la autoestima
- Aceptarnos como somos y ver cómo influyen los modelos aprendidos en el concepto que tenemos de nosotras mismas.
- Incorporar modelos positivos.
- Ser responsable de una misma. Asumir nuestros actos y no culpar a otras personas por ellos.
- Afirmarse a una misma. Tenemos derecho a satisfacer nuestros propios deseos y necesidades respetándonos a nosotras y a quienes nos rodean.
- Fijarnos objetivos en la vida nos permite tener un mayor control sobre nuestra propia existencia.
- Ser íntegras, en el sentido de ser coherentes entre lo que sabemos que es correcto y nuestros sentimientos. Jamás es una opción traicionar lo que sentimos.
- Integrar la crítica constructiva, porque lo que pensamos tiende a cumplirse es la profecía autocumplida, sea positivo o negativo.
- Considerar los posibles errores como parte del proceso de aprendizaje.
- Evitar compararnos con otras personas, puesto que cada persona es única y singular.
El estado de nuestra autoestima es responsable de muchos fracasos y éxitos, ya que una autoestima adecuada vinculada a un concepto positivo de una misma, potencia nuestra capacidad para desarrollar habilidades y aumenta el nivel de seguridad personal, mientras que una autoestima poco saludable nos dirigirá hacia la derrota y el fracaso.
¿Ahora mismo, hacia donde decides dirigirte? Espero y deseo que sea siempre al lugar donde puedas mirarte y reconocerte con amor y orgullo. Empieza ahora, no habrá mejor momento para empezar a quererte que AHORA, ¡Despierta! ¡Despierta!, la vida está pasando AHORA.
Referencias:
- Branden, Nathaniel. Los seis pilares de la autoestima. Barcelona: Paidós, 1995.
- Fernández, Carmen. 99 Maneras de fortalecer tu autoestima. Editorial Globus Comunicación, 2010.
- Lagarde, Marcela. Claves feministas para para la autoestima de las mujeres. Editorial Horas y Horas.
- Lagarde, Marcela. Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres. Editorial Horas y Horas, 2005.
4 Creencias represivas que impiden nuestro autorrefuerzo
Autorreforzarse implica recompensarse, premiarse, satisfacerse… algo que puede parecer sencillo, pero que en general nos cuesta bastante por falta de hábito, ya que tendemos a fijarnos más en lo negativo, en lo malo que hacemos, es como si nos resultara más sencillo castigarnos que reforzarnos y premiar nuestro buen hacer o nuestras virtudes, destrezas, habilidades únicas e irrepetibles.
Pensamientos negativos que nos atan
La persona dependiente emocionalmente acarrea una serie de carencias afectivas que intenta solucionar equivocadamente a través de la pareja, en lugar de dentro de sí misma. Siente la necesidad continúa de la presencia de su pareja, exige y busca en la otra persona un amor incondicional del que personalmente carece hacia sí misma.