Sexo después del bebé y cambios físicos

16 Jul, 2019Artículos

¿Hay sexo después de la llegada del bebe?: El sexo en el postparto, retomando la actividad sexual tras la cuarentena, cambios físicos, emocionales y hormonales. Mejores posturas sexuales para el postparto.

Hablemos de placer y sexo durante los primeros meses de vida de nuestra criatura. Pero hablemos sobre la verdad de muchas mujeres, sobre las dificultades y los problemas surgidos a la hora de retomar la actividad sexual tras el parto. Dejemos de lado los cuentos y los mundos de fantasía donde todo es perfecto, donde no existen complicaciones ni personales, ni familiares, ni sexuales. 

Hablemos de cambios en nuestro cuerpo, en nuestras hormonas y en definitiva, en nuestra vida.  Pongámonos en situación y abordemos el asunto con franqueza. 

Acabamos de ser mamás o lo hemos sido recientemente. Tenemos por fin a nuestra criatura en brazos después de 9 largos meses de espera, de preparativos, de ilusiones… ahora es todo por y para el o la bebé. Ya está aquí. Ya podemos vestirle con esas ropitas tan monas que nos han regalado. Ya podemos abrazarle, acariciarle, coger sus manitas y besar sus piececitos. ¡Es tan hermoso!

Cada momento, cada segundo que pasamos dándole de mamar es una situación tan íntima, tan especial… estoy alimentando a mi criatura como mamífera que soy, mis pechos son su fuente de alimentación. ¡Depende tanto de mí! y yo… ¿dependo de él o ella?

Ya podemos decir que somos mamás, pero ¿nos hemos preguntado alguna vez dónde está nuestro lugar? ¿Y ahora qué? ¿Soy EXCLUSIVAMENTE mamá? ¿He pasado de ser mujer/hija/novia/hermana… a ser mamá y sólo mamá? ¿Y la intimidad con mi pareja? ¿Y mis necesidades sexuales? ¿Se han esfumado? ¿Y mi deseo sexual?

Hemos pasado la cuarentena y tras la revisión el/la ginecólogo/a nos dice que podemos volver a tener relaciones sexuales. Parece que poco a poco volvemos a centrarnos y oye, ¿por qué no?, esta misma noche después de la toma nos ponemos a ello ¡decidido!

Y llega la noche. Y llega la que esperemos que sea la última toma por hoy. Pero parece ser que tenemos un radar que nos mantiene alerta en todo momento. El/la bebé en su cuna y nosotras con los discos de lactancia entre pecho y sujetador. Esta mañana la idea de tener sexo no nos parecía tan descabellada, ahora daríamos lo que fuera por dormir 8 horas seguidas. Pero vamos a intentarlo, a ver qué pasa. 

Retomando la actividad sexual tras la cuarentena

El puerperio es el periodo de tiempo que transcurre desde el parto hasta que nuestro aparato reproductor se recupera completamente. Suele durar entre 6 y 8 semanas, unos 40 días aproximadamente, por eso es conocido como periodo de cuarentena. 

Tras la cuarentena nos podemos encontrar con que todo funciona con normalidad y volver a tener relaciones satisfactorias (que sería lo ideal e idílico) o también podemos toparnos con algún problemilla que nos impida disfrutar del sexo en su totalidad.

Según un estudio realizado en Australia en el año 2015, un 89% de las 1.507 madres a las que se les realizó un seguimiento a los 3, 6 y 12 meses tras dar a luz presentaban problemas de salud sexual y tras 12 meses después del parto un 51% de ellas no presentaba ningún tipo de deseo sexual. Los problemas más comunes a los que nos enfrentamos son la sequedad vaginal o escasa lubricación, la pérdida de interés en el sexo o el dolor durante la penetración. 

Hablemos de cambios físicos tras el parto

Tras el parto es normal que nuestra lubricación vaginal disminuya y muchas veces tendremos que recurrir a cremas o lubricantes para que todo fluya mejor. Si estamos excitadas pero no lubricamos es el momento de utilizar un remedio que nos ayude a lubricar. Pero si por el contrario no conseguimos llegar a un punto de excitación y nuestra vagina no genera lubricación natural, no debemos forzarnos (y mucho menos para complacer a nuestra pareja). Habrá más momentos. Tenemos que tener en cuenta que nuestro cuerpo se ha sometido y se está sometiendo a constantes cambios hormonales, bruscos muchas veces, sobre todo si estamos dando pecho. Sobre estos cambios, esta montaña rusa de emociones hablaremos más adelante.

En el caso de que nos hayan realizado una episiotomía (incisión realizada para agrandar el canal vaginal durante el parto) puede que aún sintamos dolor, sobre todo en el momento de la penetración. Esto sucede porque el tejido fibroso que ha quedado como resultado de esta técnica no tiene apenas elasticidad. Es recomendable que realicemos una serie de cuidados diarios en esta zona, como por ejemplo, masajearla con algún tipo de aceite cicatrizante (recomendable el aceite de rosa de mosqueta) hasta que poco a poco vaya recuperando su elasticidad. 

Si nos han practicado una cesárea, debemos seguir los consejos de nuestro/a ginecólogo/a que nos indicará el momento idóneo para retomar la actividad sexual. Es recomendable que esperemos a estar completamente recuperadas, a nivel interno la matriz y el útero deben recolocarse y esto lleva un proceso que no es igual para todas; y a nivel externo, tenemos una cicatriz que debe ser cuidada y mimada, que probablemente nos moleste o nos “tire” durante las relaciones sexuales. 

Es importante que escojamos una postura que nos permita estar cómodas. 

Si hemos optado por la lactancia materna, puede que sintamos mayor sensibilidad en los pechos, que lleguen a dolernos, sentir presión por la carga de leche o incluso que nos haya surgido una mastitis que en la mayoría de los casos resulta muy dolorosa. 

Durante la actividad sexual (y a lo largo del día) puede que tengamos alguna “fuga” de leche. Si nuestra pareja opta por tocarnos, masajearnos o acariciarnos esta zona y no estamos cómodas, debemos hacérselo saber. 

También cabe la posibilidad de que tengamos heridas en el canal del parto que pueden causar dolor en la penetración. En este caso es mejor evitar la penetración hasta que estemos completamente recuperadas y seguras. Existen diversas formas de estimulación que no incluyen la penetración y que resultan igual de placenteras como son el sexo oral y la estimulación del clítoris

Además de estas circunstancias que nos generan problemas, dolor y molestias a la hora de mantener relaciones sexuales, existen otras también comunes que aunque no sean necesariamente dolorosas pueden incordiarnos igualmente pues atacan directamente a nuestra autoestima. Nos referimos a los cambios físicos que se han producido en nuestro cuerpo a raíz del embarazo:

Las estrías

Es muy común que nos hayan salido estrías en la barriga, abdomen, en las caderas, en los pechos y/o en la zona lumbar aunque hayamos utilizado cremas para su prevención a lo largo del embarazo. Las estrías surgen cuando se produce una rotura o estiramiento excesivo de la piel y se presentan como cicatrices alargadas que en un primer momento son de color rosado y después (cuando no existe riego sanguíneo en la propia estría) pasarán a ser blanquecinas. Es importante para su prevención que durante el embarazo mantengamos la piel bien hidratada aunque esto no nos garantiza que no vayan a aparecer. 

Como hemos dicho, las estrías son cicatrices, cicatrices de guerra. Son parte de nuestro cuerpo y nos recuerdan que hemos sido portadoras y fuente de alimento, amor y cariño de la criatura que se ha gestado dentro de nosotras durante 9 largos meses. No tenemos porqué acomplejarnos o sentir vergüenza. Aún así, si es cuestión de estética y queremos eliminarlas de nuestro cuerpo, contamos con cremas y aceites que ayudan a cicatrizar (el aceite de rosa de mosqueta por ejemplo funciona bien tanto para las estrías como para la cicatriz de la cesárea). 

Aumento de peso y retención de líquidos

Otro de los cambios físicos más habituales que surgen a raíz del embarazo es el aumento de peso. A pesar de cuidar nuestra alimentación mientras gestamos a nuestra criatura, es normal que sobre todo en el segundo y tercer trimestre del embarazo ganemos peso, hay un bebé creciendo dentro de nosotras, además del líquido amniótico, la placenta y la incómoda retención de líquidos que normalmente se centra en tobillos, pies, dedos y manos. 

Sí es verdad que si optamos por la lactancia materna, nuestra producción de leche generará un gasto calórico considerable (unas 500 calorías al día aproximadamente), por eso existe la creencia de que una madre que da pecho volverá con mayor facilidad su peso inicial. Pero esto no se cumple en todos los casos ya que en el aumento o disminución de peso influyen muchísimos factores metabólicos así como hormonales y psicológicos.

Hemos hablado de la ansiedad que podemos padecer tras la maternidad. Este estado bien puede provocar que tengamos la falsa necesidad de meter más alimentos al cuerpo o bien puede provocar que no tengamos hambre. Todo dependerá de la persona, de su organismo y de los mecanismos del mismo para afrontar los estados de ansiedad.

El aumento de peso genera inseguridad en muchas mujeres por la tiranía del culto al cuerpo. Esta inseguridad puede  provocar que no nos sintamos del todo cómodas mostrando nuestro cuerpo, cosa que dificultará las relaciones sexuales.

Es muy importante sentirse cómoda con una misma, quererse (tener buena autoestima) y cuidarse. Estos kilos que hemos cogido han sido fruto de algo hermoso, somos nosotras, las mujeres, las que tenemos la capacidad de gestar. No le demos mayor importancia ya que poco a poco volveremos a nuestro peso inicial si nos cuidamos con la alimentación consciente y nos ejercitados en actividades saludables como el yoga o la natación. 

La percepción de nuestros pechos únicamente como fuente de alimento

Cuántas veces habremos escuchado, dicho o pensado aquello de “¡me siento como una vaca lechera!” y es que desde la llegada del bebé nuestros pechos parecen que se han convertido en cántaros de leche que tienen el único objetivo de servir como fuente de alimento a nuestra criatura. Puede que incluso hayamos perdido sensibilidad o que los tengamos extremadamente sensibles, cada cuerpo reacciona de forma diferente. Puede que esa mayor sensibilidad llegue a resultarnos placentera o puede que nos resulte molesta. Es importante y primordial hablar con nuestra pareja sobre todo lo que nos preocupa o incomoda en cuestiones de sexo, ya que debemos disfrutar ambos/as y nunca ceder a disgusto para complacer a la  otra persona. 

No sería nada raro que durante la relación sexual se produjera un “disparo de leche”, lo aconsejable es que lo tomemos con humor, que si no estamos cómodas nos coloquemos el sujetador y el disco de lactancia y que sigamos a lo nuestro como si nada.

Estos son algunos cambios físicos que ocurren tras el embarazo y parto y que pueden afectar al sexo después del bebé. Próximamente analizaremos los cambios hormonales y psicológicos

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