No quiero dormir sola

Natalia Beristain

La película No quiero dormir sola, nos cuenta la historia de Amanda (Mariana Gajá), una joven deprimida y sin trabajo. Es incapaz de dormir sola. De día es una mujer tranquila aunque sin motivaciones, pero de noche recurre a sus amantes para huir de la soledad. Sin embargo, su estilo de vida da un giro el día que tiene que hacerse cargo de su abuela Dolores (Adriana Roel), una actriz retirada quien se refugia en el alcohol para intentar salvar los recuerdos de sus glorias pasadas.

La directora mexicana Natalia Beristain, nos invita a través de esta ópera prima, a reflexionar sobre la idea de la soledad desde el punto de vista de estas dos mujeres. El título de la película, No quiero dormir sola, ya es bastante sugerente al respecto.

Natalia Beristain, explora este sentimiento desde los ojos de dos mujeres, nieta y abuela, una joven quien aparentemente carece de expectativas, la otra, una mujer mayor diagnosticada con Alzheimer y a quien le aterra que su imagen de mujer bella y altiva, se pierda en el olvido.

Título original: No quiero dormir sola

Director: Natalia Beristain

Año: 2012

Duración: 83 min.

País: México

Guión: Gabriela Vidal, Natalia Beristain

Música: Pedro de Tavira

Fotografía: Dariela Ludlow

Reparto: Mariana Gajá, Adriana Roel, Arturo Beristáin, Leonardo Ortizgris

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No quiero dormir sola es una película intimista, lo suficientemente cercana para dejarnos tocar por una de las tantas formas que tenemos las personas de asumir nuestra soledad, esa compañera de vida a quien tanto tememos.

Por medio de esta historia también podemos cuestionarnos por qué ese miedo a la soledad muchas veces condiciona nuestras decisiones como mujeres, cómo determina la o las compañías que elegimos mantener a nuestro lado, alejándonos de nosotras mismas, como si se tratase de algo que deberíamos evitar.

Esta situación produce angustia y tristeza, genera dependencia emocional y en ocasiones termina convirtiéndose en apatía, algo que percibimos en el personaje de Amanda.

Dolores tiene un hijo, que es el padre de Amanda y aparece puntualmente en la historia. El cuidado que él debe proferir a su madre con Alzheimer, lo delega en su propia hija.

Este mensaje cuestiona la feminización persistente en el rol de los cuidados, algo que queda en evidencia cuando el 88.5 % de los trabajos de cuidados en España los realizamos las mujeres, según revela un estudio de la Sociedad Española de Gerontología, mientras que la ONU estima que si los cuidados y el trabajo doméstico tuvieran valor económico representarían entre el 10 y el 39% del PIB.

La figura de Dolores en esta historia nos hace pensar en otra realidad como el Alzheimer, una enfermedad que es 1,3 veces más frecuente en mujeres que en varones, de acuerdo con datos de la Revista de Neurología, pues la falta de estrógenos durante la menopausia, se vuelve un factor de riesgo para nosotras.

De esta manera, la película No quiero dormir sola también nos aproxima desde otra perspectiva, a la vejez, a la enfermedad, y la necesidad de cuidados que necesitamos todas las personas en cualquier condición y momento de nuestra existencia.

No quiero dormir sola, también propone otras reflexiones, como la obsesión aún persistente de muchas mujeres por los cánones de belleza, el cumplimiento de las expectativas sociales, la idealización del cuerpo femenino. Lo podemos observar en el personaje de Dolores, para quien la mayor tragedia no está en perder la memoria, sino que con ella se irá diluyendo la autoimagen de glamour, belleza y admiración.

Por otra parte, con su segunda cinta titulada Los adioses, estrenada en 2018, la novel directora Natalia Beristain ha dado un salto en su concepción feminista de la realidad. Esta segunda película está basada en la vida de la escritora mexicana Rosario Castellanos, considerada una precursora del feminismo de principios del siglo XX en aquel país.

Crítica: