Glosario feminista

- Letra P -

Paridad de género:

La paridad, entendida como una participación equilibrada de mujeres y hombres en las posiciones de poder y de toma de decisiones en todas las esferas de la vida (políticas, económicas y sociales), constituye una condición destacada para la igualdad entre los sexos. De hecho, el grado de paridad de las instituciones políticas y económicas se considera actualmente un indicador de la calidad democrática de los países, integrándose este dato en numerosos índices internacionales. Una presencia equilibrada de hombres y mujeres busca que se refleje mejor la composición de la sociedad, que se garanticen los intereses de las mujeres en la elaboración de las políticas públicas y se contribuya a eliminar la percepción que la política es cosa de hombres. Este principio de presencia equilibrada, establece que, del conjunto de posiciones a repartir (en una lista electoral, en un consejo de administración, en un órgano de gobierno colegiado, etc.) ninguno de los dos sexos tendría que tener una proporción inferior 40% ni superior al 60% – es decir, en ningún caso se asigna el 40% a las mujeres.

En la Declaración de Atenas de 1992, se constató que “La igualdad formal e informal de mujeres y hombres es un derecho humano fundamental. Las mujeres representan más de la mitad de la población. La igualdad requiere paridad en la representación y administración de las Naciones. Las mujeres representan la mitad del talento y habilidades potenciales de la humanidad y su infra-representación en la toma de decisiones es una pérdida por el conjunto de la sociedad. La infra-representación de las mujeres en la toma de decisiones impide que se tengan en cuenta los intereses y necesidades del conjunto de la población. Una participación equilibrada de mujeres y hombres en la toma de decisiones produciría diferentes ideas, valores y estilos de comportamiento necesarios para lograr un mundo más justo y equilibrado para todo el mundo, tanto para las mujeres como para las mujeres”.

 

Patriarcado:

Desigualdad de poder entre hombres y mujeres que se traduce en la dominación de los hombres en todos los aspectos de la sociedad.

Se trata de un sistema que justifica la dominación sobre la base de una supuesta inferioridad biológica de las mujeres. Tiene su origen histórico en la familia, cuya jefatura ejerce el padre y se proyecta a todo el orden social. Existen también un conjunto de instituciones de la sociedad política y civil que se articulan para mantener y reforzar el consenso expresado en un orden social, económico, cultural, religioso y político, que determina que las mujeres como categoría social siempre estarán subordinadas a los hombres, aunque pueda ser que una o varias mujeres tengan poder, hasta mucho poder, o que todas las mujeres ejerzan cierto tipo de poder como lo es el poder que ejercen las madres sobre los y las hijas.

En su sentido literal significa gobierno de los padres. Históricamente el término ha sido utilizado para designar un tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el hombre jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos y los bienes. La familia es, claro está, una de las instituciones básicas de este orden social.

Los debates sobre el patriarcado tuvieron lugar en distintas épocas históricas, y fueron retomados en el siglo XX por el movimiento feminista de los años sesenta en la búsqueda de una explicación que diera cuenta de la situación de opresión y dominación de las mujeres y posibilitaran su liberación. En los relatos sobre el origen o la creación de los sistemas de organización social y política, del mundo público y privado, hallamos historias conjeturales, considerando algunas que la sociedad emerge de la FAMILIA patriarcal, o las más actuales, que se origina en el contrato. El PODER en el patriarcado puede tener origen divino, familiar o fundarse en el acuerdo de voluntades, pero en todos estos modelos, el dominio de los varones sobre las mujeres se mantiene.

Gerda Lerner (1986) lo ha definido en sentido amplio, como “la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños/as de la familia y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en la sociedad en general”. Sus investigaciones se remontan a la Mesopotamia, entre los años 6.000 y 3.000 A.C. “En la sociedad mesopotámica, como en otras partes, el dominio patriarcal sobre la familia adoptó multiplicidad de formas: la autoridad absoluta del hombre sobre los niños, la autoridad sobre la esposa y el concubinato”.

 

Perspectiva de género:

Es un punto de vista, una mirada, que favorece la representación y presencia igualitaria de mujeres y hombres en las diferentes dimensiones a considerar (histórica, económica, psicológica, sociológica, cultural…) y reproduce la composición paritaria en la construcción teórica y normativa, a la vez que examina cada situación o hecho tomando en consideración las desigualdades que persisten y explora estrategias para combatirlas. La perspectiva de género requiere una visibilización segregada de los géneros, mediante la desagregación estadística de los datos por sexo, junto a un enfoque crítico cualitativo, que cuestione las relaciones de poder entre los géneros, la perpetuación de roles y estereotipos y que incorpore estrategias para lograr el objetivo de la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres.

 

Plan de igualdad:

En sentido general, conjunto de acciones y estrategias destinadas a lograr la igualdad real entre mujeres y hombres, eliminando los estereotipos, las actitudes y los obstáculos en cualquier ámbito. Los planes de igualdad de las empresas se definen, en la legislación española, como un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de sexo.

 

Poder:

Poder es un término que tiene múltiples definiciones y usos. En castellano es un sustantivo y también un verbo que significa “ser capaz de”. Como sustantivo se utiliza para hacer referencia a la facultad, facilidad, dominio, jurisdicción o potencia que tiene una persona para hacer algo o mandar o ejecutar una cosa. Hace referencia a la multiplicidad de relaciones de fuerza, que se expresan y se organizan de diversas formas en los distintos ámbitos y dimensiones de la vida. Implica procesos de luchas constantes, resistencias, confrontaciones, transgresiones, que fortalecen o revierten esas relaciones de fuerza. Implica tomar decisiones, y tener acceso y control de recursos, y de los beneficios de esos recursos. El poder se tiene y/o se ejerce gracias a:

  • La fuerza (violencia, coacción o coerción) o la persuasión (directa, indirecta o subliminal).
  • La influencia social, las costumbres o la tradición.
  • La pertenencia a una determinada clase social o etnia, religión, sexo o sexualidad, etc.
  • Un carisma personal o colectivo.
  • Una autoridad delegada o representativa.
  • Una experticia, pericia, habilidad o saber-hacer.
  • El conocimiento (enseñándolo o no revelándolo).
  • El dinero y/o control de los medios de producción, de comunicación masiva, financieros, etc.
  • La belleza física, la fama, etc.

Se caracteriza por su condición de asimetría: el sujeto que posee y ejerce poder tiene mayor control sobre la conducta del sujeto que la sufre que a la inversa.

El poder también significa una posesión o la tenencia de algo. Este concepto, al ser utilizado en combinación con otras palabras, permite nombrar diferentes situaciones. Así, el poder absoluto nombra al despotismo; el poder adquisitivo, a la capacidad económica para adquirir bienes y servicios; el poder visible a los procesos de toma de decisiones que se observan a partir de estructuras y normas formales; el poder invisible a los procesos para formar conciencia y significado a partir de ideologías, principios religiosos, creencias, etc.

Debido a que en el Patriarcado muchísimos hombres han abusado del poder que tienen sobre las mujeres y otros seres menos poderosos, muchas feministas han manifestado su total repudio al término. Pero no todo poder es negativo, es más, toda persona que desee cambiar la sociedad y lograr la justicia necesita tener y ejercer algún tipo de poder. Para no abusar del poder, algunas feministas distinguen entre distintos tipos de poder: poder sobre, poder desde, poder para, poder entre y poder interior.

 

Poder desde:

Es el poder de la autoestima, de la valoración de uno mismo, de un cuerpo sano y cuidado, de los pensamientos, sentires e ideas propias que conllevan al buen vivir. Es el poder que nos permite cuidarnos, asumir nuestros cuerpos, la sexualidad responsable y relaciones amorosas respetuosas. Es el poder desde el ámbito intimo/personal para la superación de la ideología y los sentires de los mandatos patriarcales. Es la capacidad de imaginar y tener esperanza afirmando la búsqueda por la dignidad.

 

Poder entre:

Se refiere a las relaciones que se crean con y entre las personas. Tiene que ver con encontrar una base común entre distintos intereses para construir fuerza colectiva. Basado en el apoyo mutuo, la solidaridad, colaboración, el reconocimiento, respeto de las diferencias y la negociación, el poder entre permite potenciar y multiplicar talentos individuales, conocimientos y recursos para producir un mayor efecto. El poder entre busca combinar saberes para transformar y construir nuevos conocimientos y poder colectivo. El poder entre construye puentes entre las diferencias, reconociendo abiertamente los desacuerdos buscando resolverlos, reducirlos y transformarlos, para alcanzar un objetivo mayor.

 

Poder para:

Se refiere al potencial único que cada persona y en colectivo tienen para transformar y darle forma a su vida, la sociedad, al mundo y el universo. Surge del poder entre. La formación, capacitación y desarrollo de liderazgos para la justicia social se basa en la creencia que cada individuo tiene el poder para hacer la diferencia, lo cual puede multiplicarse con nuevas y ampliadas habilidades, conocimientos, conciencia y confianza. Cuando se basa en apoyo mutuo, autoestima, y valores de solidaridad, el poder para abre las posibilidades de acción conjunta o poder entre otras y otros. Para que los esfuerzos de organización e incidencia tengan éxito, tienen que abordar y nutrir el poder de la gente para actuar. El poder para es el que define y alcanza objetivos tales como: el desarrollo de valores feministas, la transformación del poder sobre; las valoraciones colectivas para desarrollar economías solidarias, el cuidado del medio ambiente, en síntesis, del buen vivir. Es el poder para alcanzar una vida más plena.

 

Poder sobre:

Un aspecto del poder sobre tiene que ver con la exclusión, desvalorización, desprestigio, y marginación de las mujeres, sus problemas, organizaciones y agendas. Este tipo de poder opera para otorgar privilegio a ciertas personas mientras margina a otras. Es controlador, colonizador, opresivo, destructivo y violento. Se ejercita entre los géneros, naciones, clases, generaciones, grupos sociales, en todos los ámbitos y dimensiones y entre todas las personas. En el ámbito intimo/personal, por ejemplo, ejerciendo y reforzando los mandatos psicológicos, como el sentimiento de culpa. En el ámbito del hogar, entre otros, controlando los activos. En la política, quienes controlan los recursos y la toma de decisiones tienen poder sobre quienes no tienen ese control y excluyen a otros/otras del acceso a recursos y participación en la toma de decisiones públicas. Cuando a la gente se le niegan el acceso a recursos importantes como tierra, atención médica y empleos, el poder sobre perpetúa la desigualdad, la injusticia y la pobreza.

 

Poder Vital y Transformador:

Es el poder que afirma la vida y fortalece la voluntad, la capacidad y conocimiento para transformar paradigmas, relaciones, dinámicas y estructuras de poder destructor y opresor. Está compuesto por el poder desde, entre y para.

 

Precariedad laboral:

Según la OIT, la precariedad laboral se caracteriza por una combinación de factores: el trabajo de duración determinada o temporal, no sujeto a negociación colectiva, con menores prestaciones o disposiciones en materia de Seguridad Social o sin ellas, de bajos ingresos. En todo el mundo, las mujeres suelen estar en una situación laboral precaria más frecuentemente que los hombres. Las mujeres también están excesivamente representadas entre las trabajadoras a domicilio, las trabajadoras eventuales y las trabajadoras del sector informal, y constituyen una inmensa mayoría entre quienes realizan una aportación al trabajo familiar sin remuneración.

 

Principio de no discriminación:

Son varias las normas internacionales que proclaman el principio de no discriminación por razón de sexo. La Dedaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, contiene una declaración genérica de igualdad, sin distinción de sexo. El Convenio europeo para la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, de 4 de noviembre de 1950, proclama el principio de igualdad en el goce de los derechos y libertades reconocidas, sin distinción por razón de sexo. El Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea, de 25 de marzo de 1957, en su artículo 119 aborda explícitamente “la igualdad de retribución entre trabajadores masculinos y femeninos para un mismo trabajo“.

La Convención sobre eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, celebrada en diciembre de 1979 y organizada por Naciones Unidas, define la discriminación contra las mujeres como: “Toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por las mujeres, con independencia de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y de la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas politicas, económicas, sociales, cultural y civil o en cualquier otra esfera“.

En España, el principio de igualdad se recoge en el artículo 14 de la Constitución Española de 1978.

 

Privilegio:

Serie de ventajas de las que disfruta una persona (en la mayoría de los casos de nacimiento) de las que habitualmente ni siquiera es plenamente consciente de poseer. Una persona que pertenece al grupo privilegiado no tiene por qué ser necesariamente perjudicial para un grupo oprimido de manera individual (puede no ser machista, clasista, racista ni homófobo) pero es muy probable que, sin ni siquiera sospecharlo, forme parte del problema general.

Ejemplo: un varón de buena familia acepta unas prácticas no remuneradas en una gran empresa. Él posee el privilegio de que sus padres tienen dinero y puede permitirse trabajar gratis. Otro varón que no dispone del dinero de su familia, incluso teniendo el mismo o más talento que el chico privilegiado, tendrá que rechazar las prácticas. Así, aceptando esas prácticas que se puede permitir gracias a su privilegio, contribuye a un sistema desigual en el que los pobres tienen menos oportunidades que los ricos, porque no pueden permitírselas.

El privilegio es un concepto variable y en ocasiones puedes formar parte de un grupo oprimido y al mismo tiempo de un grupo opresor. Por ejemplo: si eres una mujer blanca de clase media y heterosexual, es probable que el machismo te oprima, pero debes asumir que eres una persona privilegiada en cuanto a raza, sexualidad y clase social.

 

Prostitución:

La prostitución es toda actividad económica en la que una persona intercambia servicios sexuales por dinero o cualquier otro bien. La prostitución puede ser ejercida desde todas las orientaciones sexuales, y generalmente implica relaciones fugaces con un número elevado de otras personas (a las que a veces se les llama clientes). El término genérico empleado para referirse a quien la ejerce es prostituta o prostituto. La prostitución es ejercida principalmente por mujeres aunque también existe la prostitución masculina.

La figura de la prostituta está también ligada a la del proxeneta, persona que recibe un porcentaje de los beneficios conseguidos por la misma. En principio el proxeneta recibe ese dinero como pago por un servicio, habitualmente el de actuar como mediador entre la prostituta y el cliente, proveer la habitación o lugar donde tiene lugar el servicio sexual, proveer algún tipo de protección a la trabajadora sexual, etc.

En algunos casos, la persona implicada en esta actividad puede ser directa o indirectamente obligada a ello, mediante engaños o extorsiones o amenazas de diferentes tipos. En esos casos los proxenetas extorsionan a las prostitutas, pudiendo llegar a retenerlas mediante amenazas y abusos valiéndose incluso de la violencia física (secuestros).

Históricamente, la prostitución está basada en una ideología que asume que las sexualidades masculina y femenina son completamente diferentes y que concibe la sexualidad masculina en términos ahistóricos y naturalizantes, como una necesidad biológica que hay que satisfacer, por lo que tiene que haber siempre un contingente de mujeres disponible.

A pesar de que históricamente ha sufrido cambios muy importantes, la prostitución sigue siendo una de las principales instituciones patriarcales. Se ha convertido en un ámbito en el que la masculinidad tradicional encuentra refugio ante los avances del feminismo y su uso, hoy en día, permite a los hombres cuyas identidades están basadas en las masculinidades hegemónicas encontrar un espacio en el que poder seguir siendo ese tipo de hombres. Quizá por eso, entre otras cosas, asistimos en la actualidad a una expansión del uso prostitucional como nunca antes se había visto. Esta expansión ha ido en paralelo a un incremento de la trata y del tráfico de mujeres, circunstancias que tienen que ver también con la expansión de la pobreza global.

 

Protección de la maternidad:

La protección de la maternidad de las mujeres empleadas es un elemento esencial respecto de la igualdad de oportunidades. Debe prevenirse cualquier discriminación de oportunidades o trato hacia las trabajadoras y cuidar de manera especial su salud en función de su libre elección de la maternidad, tanto en lo que concierne a su embarazo como al período de permiso por maternidad o lactancia, y derechos derivados.

 

Purplewashing:

Variedad de estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de instituciones, países, personas, productos o empresas apelando a su compromiso con la igualdad de género (como cuando el Día Internacional del Cáncer de Mama todos los partidos políticos muestren su apoyo poniéndose el lazo rosa, incluidos aquellos que hayan recortado en pruebas sanitarias, yendo en contra de la curación de muchas mujeres). El término también se utiliza cuando se defienden medidas o políticas xenófobas y racistas con la excusa de que es necesaria para la liberación de las mujeres (“si eres tan feminista por qué no te atreves a meterte con el Islam“). En el contexto de los derechos LGTBI+, el término se conoce como pinkwashing.