¿Madre o no? Es nuestro derecho decidir
Cada año se celebra en muchas partes del mundo el día de la madre. Es por ello que os invitamos a reflexionar: ¿Madre o no? Es nuestro derecho decidir como mujeres que pueden dar vida si quieren.
La comunidad inglesa del siglo XV fue quien empezó a celebrar el domingo de las madres, una celebración dedicada a la madre quienes han sido sinónimo de abnegación y entrega incondicional envuelto entre otros adjetivos más amables. Esta celebración se lleva a cabo en casi todo el mundo en distintas fechas. En España se celebra el primer domingo de mayo y se acostumbra a dar obsequios a las madres como señal de cariño, en Estados Unidos se adoptó la idea de dar claveles y regalos, y así cada país y cultura tiene su manera de celebrar este día. Pero, ¿debe existir un día específico para la celebración de ser madre? ¿ es importante celebrar un día a las madres? ¿O es que todos los días deberían de serlo? Es un debate extenso y queda al criterio de cada una, lo importante es centrarnos en ese momento de nuestra vida, cuando decidimos si la maternidad es para nosotras o no.
Se nos ha inculcado por cuestiones sociales, religiosas o culturales que la maternidad debe ser uno de los objetivos para la verdadera realización de las mujeres, que debe ser una misión, y la negación a la maternidad ha sido vista como egoísmo, por lo que muchas veces nos hemos sentido culpables porque no encajamos en las expectativas de las demás personas y del estereotipo de mujer.
¿Ser madre es algo que nos haría felices?
Tener un hijo o una hija es una experiencia maravillosa para algunas mujeres y sin duda muchas no querrán perdérselo. También implica una gran responsabilidad, por lo que es muy importante aprender a gestionar nuestra emociones antes de tomar tan importante decisión. ¿Será cierto que poseemos ese instinto maternal del que tanto nos hablan? esas ganas de darle amor a un niño o niña, verlos con la mayor de las ternuras, desear tener los propios y poner a un lado las cosas que nos hacen sentir bien, como por ejemplo: estudiar, salir de fiesta, viajar, y dedicar tiempo solo para nosotras ¿debe ser la maternidad un sacrificio? ¿Realmente existe el instinto maternal? Nuestra respuesta es No. Existe un posible deseo materno que ha de ser revisado ya que en ocasiones se trata de un deseo insano o de salvar parejas o poner fin a sin sentido de vida.
Lo que debemos saber sobre ser madre:
- Una mujer con un deseo sano de maternidad ha de saber que un bebé no le salvará de nada y tampoco cubrirá sus vacíos.
- La maternidad es una experiencia única pero no es lo que soluciona lo que está sin trabajar.
- Ante todo, lo que hemos de garantizarle a ese bebé es que esa madre es feliz antes de que llegue a la vida.
Muchas veces pensamos que ser madres es cumplir con la mayor realización como mujer porque es lo que nos han hecho creer, pero también puede que la maternidad no sea nuestro mayor deseo y no es por egoísmo, sino por muchos factores que van desde tener prioridades, no poseer ese deseo maternal o simplemente porque no queremos y punto.
La presión familiar y social sobre nuestros cuerpos
La maternidad nos la han introducido desde la infancia, ¿a quien no le regalaron muñecas para cuidarlas, alimentarlas o cambiarles el vestido? Ese rol de cuidados siempre ha ido dirigido mayoritariamente a las mujeres. Llegamos a una cierta edad y empiezan los ataques ¿cuándo te casas? ¿para cuándo el bebé? Presiones familiares y sociales que muchas veces condicionan nuestro deseo materno.
Crecemos con la idea de ser madres y que debe ser casi obligación, pero puede ser maravillosa para algunas y para otras simplemente un compromiso que no deseen asumir.
La Idealización de la maternidad
Cuando hablamos de maternidad nos viene a la mente la imagen de la mujer y la madre amorosa y abnegada. Esa idea de la felicidad maternal con la que hemos crecido, una madre entregada todo el tiempo a su familia, que nos hace exigirnos más de lo que podemos. Y es que si nos damos cuenta esta idea va muy encaminada con el amor romántico. “lo doy todo por mis hijos e hijas”, “No pueden estar sin mi, ni yo sin ellos o ellas” , “No conocí la felicidad hasta que fui madre”. Normal, las actrices, la televisión, los medios de comunicación y las redes sociales nos dan esa imagen de color de rosa. Las relaciones de pareja al igual que la maternidad está sobrevaloradas, la idea de que todo es perfecto, que tenemos que sentirnos realizadas por casarnos y tener hijos e hijas, y si no cumplimos con esas normas, de algún modo estamos incompletas, somos unas fracasadas o unas infelices.
Cuando idealizamos la maternidad estamos creyendo en una realidad que no existe, por supuesto existen experiencias distintas en los embarazos y en la crianza, buenas y malas, pero que requieren mucho esfuerzo, sin embargo reconocerlo y decirlo es romper con un tabú que resulta incómodo, porque está mal visto que las mujeres nos quejemos de la maternidad y por lo tanto terminamos siendo estigmatizadas, como es el caso de la periodista catalana Samanta Villar quien rompe con esos estereotipos y tópicos sobre la maternidad en su libro “Madre hay más que una”
¿Existe el deseo materno? ¿Madres arrepentidas?
Orna Donath es una socióloga Israelí que desató la polémica en 2016 con su libro “Madres arrepentidas” la autora hace una investigación donde da voz a 23 madres, de distinta edad y condición, que confiesan detestar la maternidad a pesar de amar a sus hijos e hijas, tanto así que estas madres aseguran no haber experimentado en ningún momento el “instinto maternal” del que se habla tanto y que fueron madres por las mismas presiones sociales y familiares que enfrentan en su país.
“La maternidad es una relación humana como otras, no el reino mítico que venden” Orna Donath
Seguramente nuestras madres se casaron sabiendo que iban a tener hijos o hijas, y es que en esa generación imposible oponerse a la idea, era deber de cualquier mujer casada. Nuestra generación está realizando cambios significativos sobre cómo abordar la maternidad, en algunos lugares podemos decidir libremente si nuestro deseo es ser madres o no, sin embargo seguimos estando atadas a las expectativas sociales que siguen presionando nuestro rol de mujer. Muchas veces cuesta entender que las mujeres no necesitamos procrear para sentirnos plenamente realizadas y felices, y tampoco debemos tener que elegir entre ser madres o avanzar en nuestra vida profesional y seguir con nuestras metas, cosa que a los hombres por ejemplo no se les cuestiona.
Expectativas en la maternidad
Cada realidad sobre la maternidad es distinta, cada mujer y cada hijo o hija lo va a ser, por lo tanto la experiencia es propia. Los comentarios y consejos que no hemos pedido nos crean más inseguridades en vez de ayudarnos, y es que en ese momento nos sentimos expertas consejeras por nuestras vivencias y no tenemos en cuenta que nuestros consejos posiblemente sean el reflejo de nuestras frustraciones, de todo aquello que creemos que hicimos mal. Nos dicen cómo nos debemos de sentir durante y después del embarazo, qué debemos hacer con nuestras criaturas al nacer, incluso con nuestra pareja, ¡como si no ya tuviéramos bastante! En nuestra sociedad abundan las reglas y los mandatos, por lo tanto cuando nos creamos tantas expectativas sobre la maternidad y no llegamos a cumplir con esas normas o las desobedecemos, podemos llegar a sentir culpa.
La culpa, un mal que arrastramos las madres.
Durante el embarazo y los primeros meses después del parto nos encontramos con las hormonas alteradas, normal, el cuerpo es inteligente y sabe que son cambios bruscos, y si a esto le sumamos las agotadoras noches de desvelo y la demanda total de nuestro tiempo, es normal que nos encontremos cansadas, desesperadas y sin deseo de nada. ¿Sentimos entonces, lo que nos han dicho que es la maternidad? No, nadie nos dice las cosas tal cual, el problema es que todas esas falsas ilusiones que nos habíamos hecho resultan totalmente erróneas, al menos nuestro cuerpo lo percibe así, y es en este preciso momento donde nos sentimos culpables por no sentir lo que dicen sentir otras madres.
Este sentimiento de culpabilidad nos genera también los comentarios de ciertas personas que incluso entre bromas nos consideran “malas madres” a quienes rompemos con los estereotipos y estándares de una madre abnegada y dedicada al 100% a la maternidad y no digamos calificar de malas madres a las que no deseamos asumir la maternidad como una religión, dedicamos tiempo para nosotras mismas y nos divertimos, porque sabemos que antes de ser madres somos mujeres y personas.
Pues bien, vivimos en lugares donde ahora podemos plantearnos si queremos o no ser madres, qué modelo de maternidad queremos seguir o simplemente implementar nuestro propio modelo. Siempre y cuando la decisión sea propia, ¡adelante! Si nuestra decisión es ser madre por lo menos es importante saber, por pequeños detalles que sean la verdad en cuanto a la maternidad, los cambios, los desvelos, y las ganas de liberación. Si nuestra decisión es no serlo también, somos las únicas dueñas de nuestra vida y con nuestro cuerpo hacemos lo que Consideramos mejor para él. Recuerda; sea cual sea nuestra decisión, lo importantes es nunca renunciar a nuestras ilusiones ni metas, tanto en nuestra vida profesional como personal, porque ser madre no debe significar nunca un sacrificio sino una decisión consciente y libre y por ello seguiremos sembrando autonomía y determinación en las mujeres.
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