La regla sin tabús, sin asco, ni vergüenza

18 Feb, 2019Artículos, Salud

Los factores culturales y políticos siguen condicionando nuestros cuerpos menstruantes y muchas veces se nos vuelven en contra. Ya es tiempo de asumir la regla sin tabús, sin asco, ni vergüenza.

La menstruación como algo sucio, impuro, tóxico, contaminante e incluso patológico, ha sido una constante en tantos lugares y durante tantos siglos hasta parecer algo normalizado. Tanto es así, que existe un Día Internacional de la Higiene Menstrual, para referirse a este proceso, natural, en lugar de un Día Internacional de la Menstruación, como tal. La forma en que percibimos la regla es algo claramente cultural derivado de un discurso construido por quienes nunca han menstruado, es decir, los hombres.

Las mujeres somos diversas, y en esa diversidad cada una adoptamos formas distintas de vivir nuestros procesos corporales, en concreto, nuestro ciclo menstrual. Quizás esta sea el motivo por el que la menstruación continúa siendo un tema controvertido. Son estas percepciones culturales acerca de la regla, en las que debemos incidir y reflexionar.

Desde esas construcciones culturales, se nos hace creer a las mujeres que hemos perdido el contacto con nuestro poder personal y por ello debemos empoderarnos. Sin embargo, la sangre de nuestra menstruación, nos recuerda periódicamente que no tenemos que recuperar ningún poder, porque sigue estando ahí dentro. Solo nosotras podemos retomar las riendas de ese poder.

Además la regla es un componente fisiológico de nosotras las mujeres, y ello es motivo suficiente para conocer nuestro cuerpo y aprender a relacionarnos con él, entender cómo funciona, aprender a aceptarlo, pero sobre todo, ser conscientes de que existe una cultura patriarcal que menosprecia y rebaja todo lo que tiene que ver con nosotras y nuestros cuerpos.

Dicho de otra manera, necesitamos aprender a gestionar el ‘autocoñocimiento’, como invita la autodenominada profe de “coñología” Coral Rizo, quien en sus talleres propone resignificar el ciclo menstrual desde una perspectiva feminista, sin tabús, sin asco, ni vergüenza.

Hemos aprendido a rechazar nuestro ciclo menstrual porque lo concebimos como una experiencia dolorosa e indeseable. Estos prejuicios han hecho que nosotras las mujeres miremos con asco todo lo interno: mucosidades, fluidos, gases intestinales, orina y desechos fecales.

La antropóloga alicantina Purificación Heras, reconoce que el sistema biomédico tampoco ayuda a eliminar las connotaciones que relacionan la regla con impureza, ya que han sido hombres en su mayoría, quienes han producido conocimiento científico sobre la menstruación, comentó en una entrevista sobre los tabús de la regla, realizada para el diario El País.

Activistas de la regla por internet

Originaria de Pakistán, una región donde se considera que las mujeres somos impuras durante el periodo menstrual, la poeta Rupi Kaur se ha posicionado como una de las defensoras del derecho a poder menstruar sin esconderse. Rupi Kaur ha revolucionado las redes a través de su proyecto “Period”, que consiste en una serie de fotografías dirigidas a desmontar los mitos de la regla.

A la crítica y la censura, Rupi Kaur ha respondido en términos como “no voy a disculparme por no alimentar el ego y orgullo de esta sociedad misógina que quiere ver mi cuerpo en ropa interior, pero no está de acuerdo con un pequeño sangrado”.

 
 
 
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thank you @instagram for providing me with the exact response my work was created to critique. you deleted a photo of a woman who is fully covered and menstruating stating that it goes against community guidelines when your guidelines outline that it is nothing but acceptable. the girl is fully clothed. the photo is mine. it is not attacking a certain group. nor is it spam. and because it does not break those guidelines i will repost it again. i will not apologize for not feeding the ego and pride of misogynist society that will have my body in an underwear but not be okay with a small leak. when your pages are filled with countless photos/accounts where women (so many who are underage) are objectified. pornified. and treated less than human. thank you. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀ ⠀ this image is a part of my photoseries project for my visual rhetoric course. you can view the full series at rupikaur.com the photos were shot by myself and @prabhkaur1 (and no. the blood. is not real.) ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ i bleed each month to help make humankind a possibility. my womb is home to the divine. a source of life for our species. whether i choose to create or not. but very few times it is seen that way. in older civilizations this blood was considered holy. in some it still is. but a majority of people. societies. and communities shun this natural process. some are more comfortable with the pornification of women. the sexualization of women. the violence and degradation of women than this. they cannot be bothered to express their disgust about all that. but will be angered and bothered by this. we menstruate and they see it as dirty. attention seeking. sick. a burden. as if this process is less natural than breathing. as if it is not a bridge between this universe and the last. as if this process is not love. labour. life. selfless and strikingly beautiful.

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Su crítica va más allá, pues se cuestiona por qué miles de fotografías que circulan en la red internet continúan objetivizando nuestros cuerpos y no incomodan a nadie, pero las fotos del sangrado femenino, sí son molestas. Rupi Kaur es contundente cuando afirma “sangro cada mes para ayudar a hacer del género humano una posibilidad. Mi vientre es el hogar de lo divino, una fuente de vida para nuestra especie.”

Como Rupi Kaur, debemos aprender a normalizar la regla y cualquier fluido de nuestro cuerpo, pero también cuestionar quienes se escandalizan por ello o pretenden obligarnos a ocultar la menstruación y a sentir vergüenza por el hecho de ser mujeres.

La regla, un estigma en otros países

El aislamiento y la discriminación contra nosotras durante la menstruación ha llevado hasta la muerte a algunas mujeres en países como Nepal, pues son relegadas a pasar los días de la regla, en patios o cobertizos destinados a los animales. Además se les prohíbe todo contacto con los hombres, y consumir lácteos, porque existe la creencia de que éstos se estropean. A pesar de que esta práctica es considerada como delito desde 2017, la confinación de las mujeres de Nepal durante el periodo menstrual persiste en muchas localidades de este país.

En Japón, la tradición de cocinar sushi ha sido siempre tarea de los hombres. Y es que existe la creencia de que el ciclo menstrual genera un desequilibrio en nuestro gusto culinario, por lo que no podríamos ser nunca sushi chefs, pues es una labor que, según los preceptos, requiere un gusto constante, sin alteraciones. Curiosamente este país dispone de un permiso laboral especial durante la menstruación que pocas mujeres utilizan, pues empeora su situación en la empresa y las estigmatiza.

Las mujeres de países como Manila o la India, utilizan trapos sucios debido al altísimo coste de las compresas industriales. Aunque poco a poco se han hecho más accesibles estas últimas, mejorando la higiene y en consecuencia, la salud sexual de las mujeres, queda un largo recorrido educacional en este aspecto.

Por último, en Afganistán existe la absurda creencia de que lavarnos la zona vaginal durante la menstruación provoca infertilidad.

Los prejuicios también persisten entre nosotras

Al día de hoy, nuestros procesos corporales se siguen encubriendo de manera absurda. Basta con observar con ojo crítico la publicidad sobre la regla, para darnos cuenta, que el líquido azul que se vierte sobre las compresas es una manera de disfrazar la sangre del periodo menstrual. En general, nuestros procesos nos producen rechazo. Si no es así, por qué los pedos nos generan asco, por qué pensamos que eructar está mal. Vivimos en una sociedad que dice que las mujeres no cagamos. Una sociedad, que tristemente nos insiste que debemos huir de nuestro cuerpo para sobrevivir.

Erika Irusta, quien se define a sí misma como pedagoga menstrual, en una entrevista para la revista Yorukubu, comenta que al igual que las aplicaciones de los móviles, el tabú menstrual se actualiza. Hoy se puede pedir una compresa sin pudor, sin embargo, otros prejuicios permanecen. Por ejemplo, Instagram ha censurado fotografías donde aparece contenido relacionado con la menstruación. Es algo que se puede denunciar en la red social, porque la sangre, nuestra sangre se considera repulsiva.

Existe otro gran prejuicio relacionado con el uso de copa menstrual, pues implica tocarnos y ensuciarnos con nuestra propia sangre. Hasta los tampones incluyen un aplicador para que no tengamos que tocarnos. Es algo que aún no tenemos superado. Uno de los problemas del tabú menstrual es pensar que está superado y normalizado. La verdad es que no es así. Debemos sacarlo del armario y hacer activismo, insiste Irusta.

Un activismo al que algunas feministas desde las redes sociales han denominado como  #MenstruActivismo, y que nos convoca a negarnos rotundamente a sentir vergüenza de nuestra esencia de mujeres, a evitar seguir ocultando o vivir con dolor físico y emocional la menstruación pensando que hay algo negativo en ello. Nos convoca a reconocer que nuestra sangre no es azul, sino roja, porque contiene una fuerza y una vida únicas, y nos otorga un poder creador que es nuestro.

Un MenstruActivismo para que seamos nosotras quienes pongamos las reglas, para nuestra regla, sin tabús, sin asco, ni vergüenza.

3 libros sobre la menstruación y un cuento

Flow: The Cultural Story of Menstruation (2009)

El flujo: la historia cultural de la menstruación

 

Flow: The Cultural Story of Menstruation (2009), de Elissa Stein y Susan Kim. Se trata de un libro donde las autoras hacen un recorrido por la historia de la publicidad en torno a la menstruación en los Estados Unidos, para mostrarnos de qué manera se fueron normalizando muchos prejuicios en torno a la regla.

Luna Roja

Luna Roja (2010) de Miranda Gray, describe el ciclo menstrual femenino como un poderoso proceso creativo cuyos efectos no se reducen al plano meramente fisiológico. Para ello recupera la sabiduría de nuestras ancestras, para quienes el ciclo menstrual era una maravillosa fuente de energía creativa, sexual, espiritual, emocional, mental y física.

Yo menstruo, un manifiesto (2010)

Yo menstrúo. Un manifiesto (2018), de Erika Irusta, pedagoga menstrual, quien se dedica a realizar proyectos didácticos para generar conocimiento en torno a la experiencia menstrual propia y colectiva. En este libro, la autora remueve las raíces más profundas de los prejuicios que arrastramos desde la consolidación de la cultura judeocristiana a través del adoctrinamiento bíblico.

El tesoro

El tesoro de Lilith (2012) Es un cuento escrito e ilustrado por Carla Trepat Casanovas, dirigido para que las niñas conozcan desde pequeñas el tesoro que son, y para que nosotras podamos resignificar nuestra idea de ser mujeres . Es un libro escrito para que todas y todos aprendamos a acompañar y amar la sexualidad femenina.

 

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