Alzheimer y otras enfermedades que repercuten en las mujeres
Además de las desigualdades sociales, también existen disparidades en la salud entre mujeres y hombres, pues nuestra salud física y mental ha permanecido durante siglos, en manos de la medicina androcéntrica y ciencia sexista, que nos convierte en objetos medicables y no en agentes de nuestro bienestar. Aunque algunas enfermedades repercuten más en nosotras las mujeres, es importante que sepamos reconoce el alzheimer y otras enfermedades que repercuten en las mujeres y abordarlas desde una mirada feminista.
Desde la ciencia se ha ejercido una violencia médica que no tiene en cuenta nuestro ser de mujeres, ni el entorno de dominación patriarcal que nos rodea y pretende salvarnos de nuestra propia biología, estigmatizada como patológica aunque no lo sea y dejando de lado la comprensión, tanto de nuestra propia naturaleza, como de nuestros cuerpos.
Este discurso sostenido desde la ciencia médica, es un discurso en el que las mujeres hemos aparecido como sujetas débiles pues refuerza la idea de que nuestros desequilibrios hormonales durante la menstruación o regla, el embarazo, el parto o la menopausia nos hacen biológicamente más vulnerables, pasando por alto nuestra fisiología, pero sobre todo, el contexto social y las violencias simbólicas a las que estamos constantemente expuestas las mujeres.
Carme Valls Llobet, médica especialista en medicina con perspectiva de género y autora del libro Mujeres, salud y poder, argumenta que las mujeres no sólamente vivimos más años, sino que soportamos enfermedades crónicas más dolorosas que los hombres, debido a que tenemos más defensas y eso nos hace más propensas a enfermedades autoinmunes, que son más dolorosas. Por tanto, la debilidad está en la ciencia médica que no estudia estas especificidades, no en nosotras.
Las mujeres no somos cuerpos dóciles a los que curar
A través de diversas investigaciones y publicaciones, la también endocrinóloga Carme Valls ha denunciado que en la actualidad, sólo un 38% de los trabajos de investigación médica, diferencian sus resultados por sexos. Lo anterior deja claro, que una perspectiva feminista en la salud representaría un avance significativo en los diagnósticos y tratamientos para nosotras.
Algunos de los padecimientos que nos afectan de manera particular a las mujeres son el alzheimer, el asperger, las migrañas, la diabetes o la hipertensión, de los cuales hablaremos en este post, dada su incidencia y vital importancia.
El alzheimer, un deterioro cognitivo con rostro de mujer
La incidencia de demencias, como se denomina al deterioro de la capacidad cognitiva humana y entre las que se incluye el alzheimer, es mayor en las mujeres que en los hombres.
El alzheimer se define como una enfermedad del cerebro, de naturaleza crónica o progresiva, en la que hay déficits de múltiples funciones cognitivas y que repercuten en la actividad cotidiana de la persona que la padece.
Entre las funciones cognitivas que se van deteriorando en quienes padecen alzheimer, figuran la memoria, el entendimiento, el juicio, el habla, el cálculo, el pensamiento, la orientación. No todas se deterioran simultáneamente, siendo generalmente la pérdida de memoria, la primera alteración que percibe la persona enferma o sus parientes más próximos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las mujeres representamos el 70% de las personas que padecemos demencia. Entre los factores de riesgo que nos hacen más propensas a este padecimiento, están la preclampsia y la menopausia, pues algunas investigaciones, como la realizada por la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, relacionan las concentraciones de estrógeno con las capacidades cognitivas de las mujeres.
Sin embargo, las mujeres podemos ocultar mejor los síntomas de la enfermedad gracias a que nuestras destrezas comunicativas se mantienen, especialmente durante la etapa inicial del trastorno. Es tal vez ésta, una de las razones por las que el alzheimer se diagnostica de manera más tardía en nosotras las mujeres.
Por si fuera poco, esta enfermedad no sólo tienen rostro de mujer por el hecho de que nosotras la padecemos en mayor medida que los hombres, sino porque somos también las mujeres quienes nos hacemos cargo del cuidado de las personas que sufren tanto ésta, como otras enfermedades degenerativas.
La hipertensión un mal a prevenir en mujeres adultas
Hoy día, poco se sabe sobre que la mayoría de las personas mayores de 50 años que padecen hipertensión arterial, somos las mujeres, según datos de la Fundación Española del Corazón, entre otras causas, debido a la prescripción de anticonceptivos orales o de tratamientos hormonales sustitutivos, en algún momento de nuestras vidas.
En España, durante 2016, de 12.153 personas que murieron a causa de enfermedades hipertensivas, 8.245 eran mujeres, el 67,84 %, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística.
Con motivo del Día Mundial de la Hipertensión, desde la Fundación Española del Corazón, se ha emprendido una campaña para concienciar a la población sobre los riesgos asociados a esta enfermedad, y cómo podemos reducir la posibilidad de padecerla, comenzando por una buena alimentación consciente y realizando actividad física y deporte para mantener nuestra salud.
Asperger difícil de diagnosticar en las mujeres.
Las mujeres con Síndrome de Asperger, un padecimiento que se incluye dentro del espectro del autismo, han sido la grandes olvidadas en los estudios, estadísticas y diagnósticos que se realizan, de nuevo, con un foco androcéntrico, obviando las diferentes características del autismo en las mujeres.
Algunas enfermedades repercuten más en nosotras las mujeres
A decir de la Asociación Sevillana de Síndrome Asperger, en el periodo de 2016 a 2018 fueron atendidas 18% de mujeres con asperger, frente a un 82% de hombres, lo cual no implica que haya menos mujeres con asperger, sino que están infradiagnosticadas.
Hay algunas opiniones que consideran que el autismo, no tiene por qué afectar en igual porcentaje a ambos sexos, pero desde el Comité de Promoción y Apoyo a la Mujer Autista (CEPAMA) se considera prioritario caracterizar el autismo en la población femenina dado que el actual sistema de identificación tiene un sesgo casi exclusivamente masculino, que deja fuera de diagnóstico a muchas niñas y mujeres que no se ajustan a ese patrón. Y sin diagnóstico certero, tampoco habrá la atención adecuada.
El CEPAMA, describe a las mujeres con asperger, como personas que no entienden las reacciones de los demás, y tampoco comprenden el rechazo que pueden desatar frente a unos comportamientos que ellas no perciben como insensibles, lo que les provoca angustia y ansiedad, una situación que puede derivar en el desarrollo de ciertos trastornos alimentarios. Las mujeres que padecen esta enfermedad son más vulnerables al acoso escolar y a los abusos físicos y sexuales.
Las mujeres con asperger hablan bruscamente, pueden parecer amenazantes, soberbias y retadoras. Son irrespetuosas con sus superiores. Hablan cuando se supone que deben callar, no entienden lo que se les demanda y son persistentes en sus argumentos.
Algunas de estas manifestaciones del asperger, podrían considerarse una cualidad, sin embargo, las mujeres con asperger no entienden por qué, estas características que suelen ser apreciadas en un hombre, son consideradas de manera absurda, como agresivas cuando se trata de una mujer, una circunstancia que además genera rechazo hacia ellas y en consecuencia, les produce daño y sufrimiento.
Migrañas, la cuarta enfermedad que afecta más a las mujeres en el mundo
La migraña es un trastorno neurológico severo que se manifiesta con dolores de cabeza o cefaleas recurrentes, moderadas o severas, que pueden ir acompañadas de náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz, sonidos y olores.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, la incidencia de migraña en las mujeres en España es de 18%, por encima del 13% en hombres, pero además, un 5% de mujeres que padecen migraña, la sufren de manera crónica.
Uno de los factores desencadenantes de este padecimiento en nosotras las mujeres es el estrés que vivimos debido a la sobrecarga de tareas y a las constantes preocupaciones, muchas veces autoimpuestas. Algunas mujeres recurren a la práctica del Mindfulness o Atención Plena para reducir su estrés.
Las migrañas son un padecimiento que disminuye la productividad de las personas que las padecen, alterando su calidad de vida y generando ansiedad o depresión.
Especialistas sugieren que el autocuidado consistente en un ritmo de vida regular, un descanso adecuado, así como evitar todas las circunstancias reconocibles, son pasos fundamentales para reducir la frecuencia de las migrañas, su intensidad y su duración.
La diabetes, novena causa de muerte de mujeres en el mundo.
La diabetes es la novena causa principal de muerte entre mujeres en todo el mundo, causando 2,1 millones de muertes cada año, según cifras de la Federación Internacional de Diabetes. Fruto de las condiciones socioeconómicas, las niñas y las mujeres con diabetes se enfrentan a barreras en el acceso a una prevención, detección temprana, diagnóstico, tratamiento y atención de la diabetes, en especial en países en desarrollo.
Las mujeres y niñas debemos tener acceso a los conocimientos y recursos que refuercen nuestra capacidad de prevenir o retrasar la aparición de la diabetes, y especialmente, que nos permitan adoptar un estilo de vida sano con buena alimentación.
Una campaña realizada con motivo del Día Mundial de la Diabetes en 2017, promovió la importancia de un acceso asequible y equitativo a las medicinas y tecnologías esenciales, educación para el autocontrol e información sobre esta enfermedad que se ha convertido en una pandemia a nivel mundial.
Se asocia a la diabetes con las desigualdades socioeconómicas que determinan una dieta y nutrición deficientes. Sumado a ello, la inactividad física, el consumo de tabaco y el consumo del alcohol, también son factores de riesgo de esta enfermedad.
Cantidad sí, pero también calidad de vida para nosotras.
Aún cuando somos las mujeres quienes dispensamos la mayor parte de la asistencia sanitaria, tanto en el hogar, como en la comunidad o en el propio sistema de salud, la atención y diagnóstico no son proporcionales, como denuncia la Organización Mundial de la Salud.
En este sentido, aunque la esperanza de vida en las mujeres es, de media, entre seis y ocho años mayor que entre los hombres, este aumento en los años de vida no es proporcional al incremento en la calidad de vida.
“Las mujeres vivimos de media más años pero con peor calidad de vida”
Para ello es necesario procurar nuestro bienestar físico, pero también emocional, siendo conscientes de que uno de los factores desencadenantes de ciertas enfermedades a las que nos hemos referido en Alzheimer y otras enfermedades que prevalecen en las mujeres, está relacionado con esa violencia sutil y naturalizada que nos exige ser, como no somos.
El cáncer de mama, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades mentales endosadas a la histeria, la osteoporosis y otras enfermedades asociadas a la menopausia son solo algunos ejemplos que, junto a la anorexia o la bulimia, son hijas del tiránico culto al cuerpo que claman por una medicina adaptada a las mujeres, como reconoce la doctora Valls Llobet, a quien nos hemos referido en líneas anteriores.
Por último, considerar si un padecimiento afecta a una mujer o a un hombre, va más allá de ser una cuestión de equidad, implica educarnos para prevenir, y significa mejorar los diagnósticos y tratamientos, en consecuencia, procurar nuestro bienestar y el de toda la población. Las mujeres debemos ser protagonistas, no víctimas de nuestra salud.
Salud y poder en las relaciones de las mujeres
Mujeres, salud y poder es un libro que ahonda en la influencia que la sociedad y cultura ha ejercido sobre la salud de las mujeres, en su forma más agresiva que es el poder y control. Las mujeres han sido tradicionalmente tratadas desde la perspectiva patológica, sufriendo la violencia médica que no tiene en cuenta el factor fundamental de la mujer y el entorno de dominación patriarcal que la rodea.